domingo, 1 de enero de 2017

Castigando



A nuestro canto de antaño
yo no se porqué lo innovan,
y el sabor criollo le roban
para darle un gusto extraño.
Es un verdadero engaño
quererlo vestir de frac,
de vergüenza morirá
arrastrando esos faldones:
dejen que nuestras canciones
vistan siempre chiripá.

La calandria en jaula de oro
cautiva de pena muere
y así nuestro canto quiere
libertad como tesoro.
Funda todo su decoro
pa'no rendir vasallaje:
libre va como el oleaje
de la mar cuando se agita
para vivir necesita:
olor a pampa salvaje.

Yo desprecio el vocerío
de cabilosos censores
yo desdeño sus temores
y sus dardos, desafío;
porque es legal, porque es mío
y esto con fe me arrebata
y solamente insensata
podrá encontrarle mansilla,
porque valgo con golilla
lo que valgo con corbata.

Adoro a la ilustración
y a sus ventajas me amparo
como lo prueba bien claro
mi vida y mi vocación.
Pero la alta distinción
que en sus ventajas encierra
no ha sido grito de guerra
para matar en mi pecho
el gusto franco y derecho
por las cosas de mi tierra.

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