martes, 5 de abril de 2011

Querencia

Mi pago es mi Patria chica,
-por no decirles mi mundo-
y por él, mi amor profundo
se agranda y se multiplica.
Mucho más se justifica
en una forzada ausencia,
y pa mí, la peor sentencia,
la que más me haría sufrir
es condenarme a vivir
alejado de mi querencia.

Las estrellas tan hermosas
en el cielo oscuro y ancho
miradas desde mi rancho
parecen piedras preciosas.
Encuentro en las mariposas
más belleza en sus colores;
en los pájaros cantores
veo plumajes divinos,
mayor encanto en sus trinos
y más fragancia en las flores.

Al más fiero pajonal
algo le encuentro de lindo,
y a los encantos me rindo
del avestruz y el bagual.
Hasta el mismo tero real
luce su estampa cuidada,
y en la mañana templada
desafiante y altanero
el gritonear de un hornero
parece una carcajada.

Viví aquí mis años mozos
con juvenil alegría,
y aún recuerdo todavía
que pasaron presurosos.
Años felices, dichosos,
aunque se fueron les canto,
y si pa mí es un encanto
aquí en mi rancho vivir,
¡de aquí quisiera salir
derecho pa el camposanto!

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