martes, 29 de octubre de 2013

Clariando

(Foto: Celina Frers)

Ya sale el sol, amance
y pa'mi bien hoy no llueve
de áhi que mi fe ya se mueve
pa'que al corral enderiece;
el trabajo se merece
dentrarle'n forma sensata,
no será una serenata
ni un baile con escarceo
pero no hay que hacerle "un feo"
al que nos arrima plata.

En los días anteriores
la yuvia jue un estropicio
y resultó un sacrificio
lidiar en tiempos tan piores;
y eran tantos los furores
defrío, la yuvia, el viento,
que un par de días, de intento
nos aquerenció el galpón
al rondar del cimarrón
entre costuras y tientos.

Pero como tuito pasa
hoy amaneció clariando
(qu'el "pampero" diba arriando
a tormenta tan machaza).
Y si la vida acompasa
y de nuevo no se manca
no me viá echar a retranca
que'l vivir m'envalentona
y hace a la vida dulzona
como el asao de potranca.

 Junto al corral, escarbando,
como si campo pidiera,
mi redomón a su espera,
la entretiene divisando;
y entre uno que va cantando,
puyas de otro, algún chiflido,
salimos entretenido'
a principiar la función ...
¡Viene clariando lindón
y es güeno estar prevenido!


Trenza de ocho


(Foto: Eduardo Amorim)
1
Ajustao en el corrión
que trái de tiro el ricuerdo,
cuantas veces yo me pierdo,
mamao, en tu evocación.
Vos sabés que'l corazón
es animal delicao,
y, hay que andarse con cuidao;
pues, si te dentr'a querer,
no hay juerza que la haga ver
que'l pobre anda mal rumbiao.

2
Dicen que'l amor es ciego

y estoy por creer que's verdá;
yo ví más de una'mistá
quemar sus alas ahí, luego.
Cuando, mansito m'entrego,
hermana, a reflesionar,
no hago más que ricordar
la gloria de tu mirada,
que abrió como puñalada
lo que no pued'olvidar. 

3
No me pidas que yo nombre
lo que palenquió el secreto;
vos sabés que yo interpreto
estas cosas com'hombre.
Y, espero que no te asombre
si te dá la suerte'l anca,
porque... la pensa se arranca,
pero, haciéndolo de cuajo;
pa'que no de más trabajo
a tus juegos de potranca.

4
Desgraciao el potro que
al ver yeguas no relincha;
mandinga, nunca se pincha
en las púas de la fe.
Yo caigo porque se vé
tanto animal pa'enfrenar,
que's peligroso montar
"el potranco" del amor,
y decir: "Soy domador",
pa'luego verse charquiar.

5
Me gusta cuando arisquea
la potranca del cariño,
porque la palmeo y, la ciño
con el cinchón de la idea.
Si una china, coquetea
a la primera intención,
l'encuentro mucha razón,
porque... si frunce la jeta
es como asao de paleta
pa'l diente de la pasión.

6

Se dice que's la mujer
como tranca de corral;
por lo atravesad'al pial
que le tir'algún querer.
Yo creo que's su deber

al mostrarse así ariscona;
mas, no siempre a la carona
de la pasión le de'l anca,
porque'sa tropiya blanca...
luego se hace cimarrona.

7
Y, la pasión cimarrona,
es como l'hacienda alzada,
dura, pa'ser embretada,
si es que'l rigor l'abandona.
La ilusión, siempre sobona
va buscando en la mancera
el surco que hace la espera
de una risueña promesa;
mientras el amor empieza
a bombiar la primavera....

8

Y vos sabés que pa'mí
siempre juistes una hermana,
y no la linda paisana
como miel de camoatí.
Dudando te sorprendí
y, en el temblor de tus labios
adiviné los resabios
de la intriga de un traidor;
y, yo juí pa'mi dolor
juguete de tus agravios.

9
Agravios que'ran zonceras
comparaos con el disprecio;
pero, el calor del aprecio
tráiba esas dudas matreras.
Al romper las estriberas
donde hizo pie l'amistá,
olvidaste'l chiripá
y la blusa de merino,
porque vandió tu camino
un mozo de la ciudá.

10

Y entonces, cual martingala,
la charamusca de'nojos
buscó en la noche'e tus ojos
hundir mi suerte baguala.
Del placer cortaste'l ala
pa'maniar una ilusión,
arriándome, sin razón,
ni analizar el compendio,
y... de aqueya luz de incendio
solo quedó cerrazón.





(Pintura: Juan Manuel Blanes)

Comparsa de esquiladores




Es tiempo de primavera

viene llegando la esquila
los vellones que se apilan
‘ta esperando una cartera
es riqueza ganadera
la lana de las ovejas
en cada esquila se aleja
del lomo del animal
lo que a un tiempo prudencial
nos devuelven las madejas.
2
Cuando el sol viene apuntando
ya está lista la peonada
con las oveja’encerrada
un motor está arrancando
el ovejero toriando
ya está ayudando a embretar
si alguna no quiere entrar
va el torido y mordiscón
mientras que afuera el patrón
de reojo entró a vigilar.
3
Son ocho esquiladores
cada cual con su varilla
las ovejas de la orilla
se están sentando’e garrones
se apretan en los rincones
mañeras pa’ la maneada
un negro a las refaladas
ya está dentrando en calor
como es buen agarrador
lleva catorce volteadas.
4
El primer esquilador
ya la casó de la pata
chuequeando las alpargatas
la arrastra cerca’el motor
un peine bellaquedor
ya comenzó su jornada
una muñeca afirmada
le hace saltar los abrojos
de la cola hasta los ojos
le hace correr la brazada.
5
Un gordo a los apurones
se lo ve en otro rincón
con un hilo de cartón
abrazando los vellones
también a los tropezones
anda apurao el playero
los ocho son tan ligeros
que el tiempo le alcanza agatas
pa’ ir repartiendo las latas
de su bolsita de cuero.
6
A las ocho se han juntao
alredor de una parrilla
le relumbran las rodillas
de un pantalón engrasao
la ovejas que han largao
balan al verse peladas
hay algunas rajuñadas
relumbran los pelliscones
coloreando los garrones
por culpa de una patada.
7
El más viejo, cocinero,
lleva setenta cumplidos
hasta hace poco ha servido
pa’ agarrar o pa’ playero
ahora agatas le da el cuero
pa’ manejar la tiznada
tiene cuentos a patadas
macanas que no se olvida
y entre sus pilchas, metida,
se ve una taba calzada.
8
Son varios meses de viaje
van de una estancia a otra estancia
no preguntan la distancia
tampoco importa el paraje
antes lo hacían en carruaje
ahora lo hacen en camión
si parece un batallón
cuando se vienen al humo
los capones del consumo
le hacen temblar al patrón.




Ya está cantando el Zorzal



Las manos de la alborada
vienen pintando el paisaje
y una armonía salvaje
llena la selva encantada.
Sobre el río en la ramada
ya está cantando el zorzal
con cuyo adorno el raudal
de madreselvas remeda
a un gran pañuelo de seda
con una roja inicial.

Sobre los campos callados,
alza la isleta en sus cruces,
blancos rosarios de luces
por los fantasmas colgado.
Pero en los brazos arqueado,
sobre el camino desierto,
siempre hay un zorzal despierto
que llena el verso en su trino
como un llanto femenino
sobre el recuerdo de un muerto.

A veces canta dormido,
a veces duerme cantando,
cual si llorara soñando
algún recuerdo del nido.
Y al llegar hasta mi oído
las notas de su canción,
en cada lamentación
oigo nombres olvidados,
como besos derramados
dentro de mi corazón.

Cuando en las ramas del río
cuelga las tardes sus tules,
como borrones azules
sobre rojo pedrerío;
tan triste, quieto y sombrío
lanza el zorzal su lamento
que brillando al sol sangriento,
como un raro signo arcano,
es un corazón humano
que está quejándose al viento.

Los de Lanza y Guitarra



Cuando las yeguas ya no den más potros,
ni crezca más la hierba en la sabana;
Cuando no se levante más el polvo,
de la Caballería en una carga.

Cuando nadie comprenda de atalajes,
de regatones, fustas ni moharras.
Cuando ningún talón sepa de espuelas,
ni de lujos, de aperos ni rodajas.

Cuando se hayan marchado para siempre
los que fueran centauros de mi raza.
Los que a la luz del sol daban la vida
y a la luz de la luna Serenatas.

Los que por emoción hacían la guerra,
los que por ideal forjaban patria.
Los de historias de amores y de muertes,
los de la lanza y los de la guitarra.

Cuando se haya esfumado tras el viento,
el bronco galopar de las brigadas.
Y el último jinete se haya muerto,
delirando entre laureles y guirnaldas.

Yo solo se donde podré encontrarlos,
con sus cargas sus potros y sus lanzas,
Yo solo se donde estarán entonces,
los de la lanza y los de la guitarra.

Los hallaré en el cielo de la gloria,
en el mundo infinito de las almas.
Por que esta tierra les quedo pequeña,
para el ancho galope de sus cargas.

Allá estarán jinetes en el viento,
llevando relámpagos por lanzas.
Pinchando nubarrones y luceros
y usando las estrellas por rodajas.

Haciendo estremecer el mismo cielo,
Cargando eternamente hacia la nada.
Allá estarán cerca de Dios muy cerca...
los de la lanza y la guitarra.

miércoles, 23 de octubre de 2013

La Doma



Cuando al personaje
de mi obra "el Yuyei",
le mataron el compañero,
andaba como perdido
entre el humo del tabaco
y la cerrazón del alcohol.

En la pulpería de "Ventos"
una tarde en la frontera,
lo halló el teniente Aguilera
y lo arrió pa'l regimiento.
Como domador sin cuento
cayó como de exprofeso,
tenían unos crudos de esos
que ni el diablo se le sienta
y al saberlo se presenta
al jefe pidiendo ingreso.

Y ahí quedó en el escuadrón
con sus pilchas domadoras,
se le veia a toda hora
a la orilla del fogón.
Ya rematando un botón
o maseteando algún cuero,
era pa'amansar ligero,
ganaba tiempo a pacencia
por su tremenda esperiencia
de domador corralero.

Como el indio había ingresao
tan solamente pa'domar
nunca se le vió picar
ni tampco uniformao.
Andaba siempre ataviao
a la más antigua usanza,
y tan lindo el indio avanza
que ganó entre domadores
y todos los superiores:
admiración y confianza.

Sin embargo un coronel
que lo tenía entre ojos
le dijo que: "no servía
esa doma que hacía él".
-"De los potros del cuartel
no vaya el mío a tocar,
que yo le voy a enseñar
cómo se trabaja a freno
para que usted aprenda al menos
lo que es doma sin tirar".

"Esa doma sin tirar
puede ser pa'parejero
que los adiestran primero
donde tienen que parar.
Pero para trabajar
apartando en un ganao
en un corral apretao,
son fácil de enmudecer
y quedar como mujer
de rojos labios pintaos".

"Yo se que hay domadores
que a freno a un bagual arredran,
como se que entre las piedras,
nacen plantas que dan flores
y aunque de hermosos colores
no son de buena fragancia,
porque no traen la sustancia
que las raíces encierran.
Lo que viene de la tierra
tiene mayor importancia".

"Por eso cuando comprenda
que su caballo está pronto;
avisemé, así le monto
uno mío a la par de rienda
y hacemos una contienda
de pruebas sobre el terreno
que se ha de pasar de bueno
si me deja abochornao
con un caballo domao
como los gringos, con freno".

Pero un día hubo fiesta
y el jefe del escuadrón
dijo: "No habrá una ocasión
tan propicia como ésta,
para definir la encuesta
del indio fiel coronel,
frente al contrapunto aquél
del saber y del coraje:
¡los gritos del milicaje
hacían temblar el cuartel!

Y el jefe del escudrón dijo:
"no me den "presunto"*
porque siendo un contrapunto
hay que medir condición".
Le ganó el indio el tirón
y en un círculo cerrao
lo volcó pa los dos laos,
con tal lujo, tal maestría,
que en las paletas decía
que la tierra había tocao.

Lo alzó en el aire después
y al quedar como balanza
lo hizo hacer más mudanza
que un bailarín cordobés.
Como pa asombrar tal vez
a toda la milicada,
con las dos riendas cruzadas
lo dejó y quedó parao,
exhibiendo en el bocao
blanca espuma amontonada.

Blanca espuma amontonada
que en el bocao al quedar
como jabón pa afeitar:
blanquita como nevada.
Cualquier gaucho de pasada
lo hará por descontao,
que el potro está bien tirao
por un domador de clase,
que el boca seca no hace
espumita en el bocao.

Cerró pierna el coronel
y al rayarlo sobre el suelo,
en un bárbaro revuelo
le dibujó un redondel.
Pero cuando quiso él
cambiarlo de tiro falo
todo su esfuerzo fue en vano
y al apretarlo de lleno
entró a negarse en el freno
y a parársele de mano.

Entonces se oyó un rumor
en toda la milicada
mientras sobre la quijada
lo entró a golpiar con furor;
el caballo de dolor
quedó atrancao y aturdido;
viendo que estaba perdido
se desmontó el coronel,
salió de tiro con él
con la humildad de un vencido.

Después el domado a freno,
al indio se lo osequió,
y tan bien lo acomodó
que se pasaba de bueno.
Comentan de orgullo lleno,
los soldados del escuadrón,
que suelen en el galpón
de econtrarse en el cuartel
el Indio y el Coronel
matiando junto al fogón.

viernes, 18 de octubre de 2013

Milonga para mama



MADRE, la palabra santa,
sagrada como ninguna
porque hay solamente una
que a nuestra niñez le canta.
En el mundo es nuestra planta
que nos da vida y calor.
Madre, la fragante flor
que nos perfuma hasta el alma,
nos acaricia con calma
y nos besa con amor.

Ella nuestros sueño vela
y nos acuna en sus brazos
tal vez por ser un pedazo
de su vida a pastorela.
En las noches se desvela
si escucha a su hijo llorar,
ella lo sabe cuidar
como nadie puede hacerlo
porque sabe comprenderlo,
ni se cómo, sin hablar.

Por Dios la naturaleza
le dió una luna de madre
y aunque un disgusto taladre
pone en el alma nobleza.
Guarda en el ser la pureza
que le da el recién nacido,
Madre que siempre ha vivido
como esperando un regalo
para ella no hay hijos malos
todos son bueno' y querido.

Bendita madre, razón
de ser sagrada y hermosa
por la ternura grandiosa
que guarda en tu corazón.
Ella es nuestra protección
cuando arrastramos la panza
pero en todo hay mudanza
y así hijos que al crecer
se olvidan de la mujer
que fue esclava de su crianza.

Bendita madre bondad
que cría a sus hijos mimosos
y después cuando están mozos
ya ni le llaman mamá
le dicen vieja nomás
como algo que no acrisola
pero cuando Dios de sola
sabe mostrarlo en la lucha
ve que mujeres hay muchas
pero MADRE hay una sola.

Por eso madre, en el nombre
del amor y del cariño
Quiero cantar como un niño,
quiero pensar como un hombre
que Dios bendiga y alfombre
su pacencia madrecita
y en la última margarita
de mi canto gaucho y fiel:
en el nombre de Isabel
quise cantarle a toditas.
..................................................

¡Feliz día pa tuitas las mamas!!

A los que aun la tienen: cuídenla
y a los que no la tenemos viva,
agradezcámosles por todo
y recordémoslas mientras podamos!

Abrazo muy  juerte, gente!

¡Voy al hombre, voy al hombre!



"¡Voy al hombre, voy al hombre!",
decía don Secundino
al ver que con mucho tino
se enorquetaba aquél mozo,
desafiando al más famoso
ese jinete Argentino.

Y como es muy sabedor
ese animador de nombre
ya no habia que se asombre,
aunque era animal de mentas
decía a todas las vueltas:
"¡Voy al hombre, voy al hombre!"

Y ya el momento ha pasao,
en que peligró el pellejo
la voz que daba consejos,
por el parlante se oía
y de nuevo le decia:
"¡Voy al hombre pingo viejo!"

Y aquél grito: "¡Voy al hombre!"
le dió al paisano firmeza
como cumpliendo una proeza
vió su lucha victoriosa
porque sabe de estas cosas
Don Secundino Cabezas.

Madre y mujer



(Foto de mi mama...
con las debidas licencias del autor del verso)

Sos un sol iluminando
la oscuridad de mi ser,
leña seca que al arder
a mi cuerpo va entibiando.
Sos capullo reventando
aromando mi sendero,
sos como un fresco aguacero
para mi campo sediento,
como la mano del viento
acariciándome entero.

Sos compañera y amiga,
sos eso y sos mucho más,
sos un remanso de paz
para aliviar mi fatiga.
Como la dorada espiga
que alimenta mi granero,
como el brillar del lucero
en el negro firmamento,
sos amor, sos sentimiento,
por eso tanto te quiero.

La que siempre se hace ver
en las buenas y en las malas,
sos la que nos apuntala
cuando estamos por caer.
La que por tanto querer
se olvida de sus dolores,
la que omite sinsabores
y en silencio nos perdona,
porque más que una persona
sos un sinfín de valores.

Sos un cielo de bondad
sos un ser insuperable,
sos sanamente envidiable
por tu fuerza y voluntad.
Y en honor a la verdad
-te lo quiero hacer saber-
no la puedo contener,
lo juro donde se cuadre:
mi admiración, pues sos madre,
pero ante todo Mujer.

Grito de espera


(Pintura: Augusto Gomez Romero)

Anda el corazón
buscando la senda,
que atrape los pasos
de la sed que quema
y quite del alma
el dolor que pesa.

Le crecen las alas
de rocío en hebras,
para surcar los montes
destilando estrellas
y cosechar auroras
que abracen la tierra.

A la sombra del algarrobo
amarillando la siesta,
enamora al hombre
que callado sueña
y talla un poema
de hacha y  miseria.

Renace en la tarde
en remolinos de arena,
entonando una zamba
de violín y penas
y suelta en palomas
su grito de espera.

viernes, 11 de octubre de 2013

Boliche aquél


(Pintura: Ricardo Bossié)

Te contemplo desde afuera
cuando la tarde reposa,
viejo almacén “De La Llosa”
rodeao de gente campera;
pelota, bochas, cuadreras,
el sulky de un chacarero,
algún “croto” forastero
que hizo noche en el galpón,
adentro, truco, chin-chón
y tal vez… un guitarrero.

La escena que les detallo,
si mal no saco la cuenta,
será allá por el ‘50
en Veinticinco de Mayo,
cuando gente de a caballo
era muy común de ver,
caer al atardecer
de algunas chacras, los peones,
a hacerse las provisiones
y por la noche volver.

Cuando podían encontrarse
por esos caminos reales
viejo “Ramos Generales”
donde poder arrimarse
a comer, a refrescarse,
darle un resuello al cansao,
y si era justo un feriao
seguro allí se encontraba,
tirando el naipe o la taba,
gringos y criollos mezclaos.

Y en tiempo de deschalada,
cargando con la maleta,
alzaba yerba y galleta
el juntador, de pasada;
tal vez la tropa cansada
un alto en tu sombra hacía,
o alguna chata vacía
que del pueblo regresaba,
boliche, te reclamaba
tu oficio de “pulpería”.

Pero el tiempo al tranco lerdo
trajo enancao el progreso,
haciendo que todo eso
pasara a ser un recuerdo;
en esos años me pierdo
como huyendo del presente
pero por más que mi mente
se empeña en volver pa’ atrás,
viejo boliche, hoy no estás,
ni tu sombra, ni tu gente.

Y en esa esquina campera
con sus grandes paraísos,
que su mal destino quiso
convertirlo hoy en tapera.
Si pasa la volcadera
y voltea los espinillos,
suelta algún vidrio, su brillo,
y al orear la tierra arada,
como una cresta rosada
muestra el polvo, sus ladrillos.

Estancia "La Tranquila"



En la estancia "La Tranquila"
junté unos cientos de latas
que me dieron mucha plata
al finalizar la esquila,
ahí vienen cuando se apilan
los paisanos a jugar,
los tragos a galopear
y los pesos a correr;
donde es muy fácil perder
la voluntad de ganar.

Al otro día tempranón
le entramos a sacudir,
y las pilchas a reunir
cada cual de su rincón;
remoloneando el patrón
me entraba a rondar y hablar,
me invitó para encerrar
unos potros para ver,
algunos para vender
como otros pa'domar.

Hablamos las condiciones
y a pronto hablar, revisamos,
y a poco rato quedamos
de acuerdo en las opiniones.
Él me explicó sus razones,
yo le explicaba las mías;
me dijo que me daría
los potros que yo apartara,
siempre y cuando le domara
los diez que le entregaría.

Al año ya le entregué
los diez todos enterones,
la madrina en los garrones
quedó cuando la silbé,
uno y otro embozalé
de acuerdo al que me indicara,
le pedí que los probara
en distintas ocasiones,
y uno a uno a los peones
les dije que los montaran.

Dijo el patrón que boleara
la pierna en medio'e la hacienda,
y dándole el frente a la rienda
viendo un zaino malacara;
me dijo que lo soltara
y la tropilla trajiera
que a mi gusto me eligiera
saldando aquél compromiso,
y hablando como indeciso
me pidió que no me fuera.

Le dije que si algún día
decidía aquerenciarme
¡cómo no! iba acordarme
la oferta que hoy él me hacía;
mientras tanto me elegía
un malacara bragao,
aparte un moro calzao
con un zaino rabicano,
que andaban con un tubiano
y un lindo overo rosao.

También saqué un yaguané,
un cebruno testerilla,
un tostao gargantilla
y un hermoso pangaré,
un colorao media res,
un zaino anca nevada,
un pampa de buena alzada
que aunque zarco y mascarilla
me salió de buena silla
y un lujo entrando a boleada.

Y ya manotié los bastos
cruzando las menudencias,
como pa ganar la ausencia
le afirmé muy bien los bastos,
pensaba hallar muy buen pasto
acomodé la maleta,
dijo el patrón: "Si me acepta
llévese esa pata fina,
si le gusta pa madrina
esa lobuna careta.

Como al patrón, cimarrón,
fue fácil para entablarlo
los dentré a silbar y hablarlos
y aliviarlos despación,
me despido del patrón,
la peonada saludé
cuando el estribo pisé
y me enhorqueté un liviano
un "¡Hasta la vuelta, hermano!"
de la tranquera grité.

Por eso si alguna vez
me ven por alguna orilla
yo soy con una tropilla
el mismo que fui de a pie.
Como yo los entablé
a rumbo, paciencia y leguas
en un buen campo sin tregua
de cerros, montes y espinas
donde agarré la madrina
quedan mamando las yeguas.

jueves, 10 de octubre de 2013

El Cura Brochero (Poema criollo)

El Gaucho Seco
Un muy endiablao matrero
por aquella zona andaba;
-la justicia lo acusaba
de robos y asesinatos;
- "Gaucho Seco" lo llamaban
por fiero y cruel en sus tratos.

La polecía'e la zona
tiene orden de apresarlo:
-mas, naides sale a buscarlo
por temor a su pandilla
-sin miramiento acuchilla
al que amaga desafiarlo.

Un día que los melicos
lo rodearon de sorpresa,
él, con bravura y fiereza,
hizo valer su facón;
-tajeó a dos en la cabeza
y por la brecha escapó.

Mas, cierto día Brochero,
como quien tiene un antojo,
y haciendo un acto de arrojo,
-"Señor, dijo con aplomo, 
si a este bagual no lo domo, 
teneme por cura flojo".

Y montao en su Malacara
jué en busca de su escondrijo:
-llevaba su crucifijo
y su rosario bendito;
-"Con sólo estar armas, dijo
voy a apresar al maldito".

El Cura tuvo que andar
entre cerros y quebradas;
-eran días de nevada
y los sitios solitarios;
rezaba lento el Rosario
para animar las jornadas.

Por fin distingue, a lo lejos,
entre las piedras y matas,
el humo de una fogata
que era el signo delator;
-allí estaba el güen señor
descansando'e sus bravatas.

Se baja el Cura del mulo
y comienza a andar de a pié;
-"Aura comienza el minué,
-se dijo muy decidido,
dame, Señor, juerza y fe, 
para apresar al bandido".

Mas de pronto lo sorpriende
un grito en el desierto:
-"¡Alto ahí, o es hombre muerto!", 
el Gaucho Seco le grita;
-en su mano troglogidta,
brilla un puñal descubierto.

Brochero ni se mosquea
ante aquél grito de muerte;
es varón y es cura juerte
y el peligro no lo asusta;
-poniendo su cara adusta,
al bandido le hace frente.

Alza el Cristo en una mano,
gritándole decidido:
-"¡Qué vas a hacer, bandido!;
¡dale a éste! ¡dale a éste!,
que aquel que te busca es El, 
que vé que sos hombre cruel
y te vas a condenar;
¡dale, dale, dale a éste,
si es que a El te le animás!".

Ante varón tan valiente
el Gaucho Seco aflojó;
-mas, altivo preguntó:
"qué es lo que el Cura quería";
-Brochero ya sonreía
y con gracia respondió:

-"Por ahora descansar
que me siento fatigao;
es mejor hablar sentao,
mientras corren los amargos;
el tirón ha sido largo
y medio me ha descolao".

Ya confiao el Gaucho Seco,
a su cueva lo hace entrar;
y comienzan a matear
como viejos conocidos;
-al prencipio era bromear
y hablar de güeyes perdidos.

Pero el Cura, poco a poco,
le plantea la cuestión;
-Peligra tu salvación,
-le dijo, si no cambiás;
sos un gaucho bravucón,
mas, de Dios, no te escapás;
-pero yo quiero ayudarte
pa que compongás tus cuentas;
son ya muchas tus afrentas
a Dios y a la sociedá;
es mejor que estés en paz,
cuando largués la osamenta".

Y ansí siguió, largo rato,
hablándole al corazón;
-aquél hombre medio león,
lo oía como aturdido;
-y promesó, arrepentido,
arreglar su situación.

Brochero volvió pa'l pueblo,
halagao por su conquista:
-"Jué muy grata la entrevista,
decía a toda la gente,
conmigo, jué hombre decente;
y... ya lo tengo en mi lista".

Y de entonces, con más ánimo,
lo frecuentaba al bandido;
-lo trataba al forajido,
como a potro ya domao;
-hasta que un día, rendido,
se lo trajo pa'l poblao.

Jué un cuadro digno'e verse:
al frente venía Brochero;
junto a él, el gran matrero,
detrás, los de su gavilla,
sin revólver, ni cuchilla,
mansitos como corderos.

Y aquellos hombres sin ley,
hicieron sus Ejercicios;
-lloraron allí sus vicios
y su pasada impiedá;
y firmaron armisticio
con Dios y la sociedá.

El Gaucho Seco y los suyos
para sus pagos se jueron,
y pacíficos vivieron
sin hacer ya más perjuicio;
y, de cuando en vez, volvieron
a los Santos Ejercicios.

Y aquí la historia termina
de aquel tan mentao matrero,
a quien el Cura Brochero,
por las güenas, lo amansó;
y haciendo de güen ladero,
lo ayudó a volver a Dios.


(Dibujo: Manuel Jiménez)


miércoles, 9 de octubre de 2013

Paisaje sureño (Zamba)



Curtidos y valientes los reseros van
y allá se escucha: opa! opa!
Ahijuna! el viento al ñudo lo corre al ñandú
y brama al estrujar las ramas del ombú.

Ya se hunde la carreta en la polvadera
con un lejano Güella! Güella!
y entre la nube 'e tierra una vidalitá
se ahonda en el gemir del alto pajonal.

Estribillo:
Por un solar de la falda
con el látigo a la espalda
va el arador, va el arador.
Como pa escribir patria la reja 'el arao,
lomo de un libro abierto, una melga ha cortao.

Una hacienda pa'l tambo llevan a apartar
la sierra grita: Vaca! Vaca!
Sobre una chilca seca un chingolo hace pie
y un tordo entre los curros casi no se ve.

La voz de los reseros no se escucha ya,
se fueron con su Tropa! Tropa!
El polvo levantado de nuevo se asentó
y sobre el pastizal vuelve a brillar el sol.

sábado, 5 de octubre de 2013

Tirando una cuarta

El sol ya me acariciaba
con su gigantesca mano
y aunque era medio temprano
alguna perdiz silbaba.
El oscuro que montaba
le quería ganar al viento,
un pingo de gran aliento
que nunca pedía una tregua
y devoraba las leguas
como si estuviera hambriento.

Recuerdo en esa ocasión,
cosas que tiene el destino,
en un cruce del camino
lo encuentro al Floro Almirón.
“- He manchao a mi facón
-me confesó arrepentido-
sabe Dios que no he querido
este lance provocar,
y si me voy a entregar
seguro que estoy perdido.

El dueño ‘e la estancia “El Mate”
me sacudió un talerazo
y aquel que levanta el brazo
está dispuesto al combate.
No nació quien me maltrate
le dije sin titubear,
usté podrá controlar
si cumplo mi obligación
pero el día ‘e la eleción
yo sé a quien debo votar.

Mi vergüenza no se quiebra
y menos ante el ultraje
y yo, por suerte, al coraje
no lo gano en la ginebra.
El hombre no era culebra
y ya se armó la de a pie,
aunque un susto me llevé
es de agallas el caudillo,
se aflojaron sus colmillos
cuando el brazo le corté.

Hasta aquí me trajo el ruano,
siete leguas de un tirón,
pero a causa de un tendón
está aflojando una mano.”
-No se preocupe paisano,
le contesté muy seguro,
lamento este trance duro
pero todo saldrá bien,
para que no pierda el tren
aquí le ofrezco mi oscuro.

Muchos años ya han pasao,
siempre el hombre en libertá;
por mi gesto de amistá
me tuvieron apurao.
El tiempo todo ha borrao
pero yo recuerdo el día,
apenas amanecía,
un relincho trajo el viento
y el oscuro, muy contento,
me anunciaba que volvía.

Noches pampas




El día se puso lobuno,
se va apurando el cencerro,
y en la ladera del cerro
busca refugio el vacuno;
no queda fogón ninguno
del sol en su retirada
y en el corral la majada
parece un trozo de luna:
no tendrá mucha fortuna
el zorro en su rastrillada.

Cubierto de patacones
el azabache del cielo,
parece sembrao a vuelo
por chacareros chambones.
Hay silencio en los galpones,
misterio en el callejón,
como después de un malón
un palenque solitario,
y el nochero en su calvario
relincha su rebelión.

Un cachasiento molino
apaga al tanque su sé,
la rueda es la inquieta ré
que busca el viento mezquino.
Algún peludo dañino
hace gritar la lechuza
que ensaya una escaramuza
mezquinando sus pichones,
y el tero a los apurones
si una comadreja cruza.

Hasta al tigre más mentao
con trabuco y caronero,
se le ha de arrugar el cuero
si ruido a’lambre ha escuchao.
El que’n el campo se ha criao
sabe’l misterio que’ncierra
luces que besan la tierra
y se vuelven barrilete;
si no se molesta el flete
el paisano no se aterra.

Y en su rancho asillonao
por el correr de los años
están reparando daños
que la jornada ha dejao.
Vendrá el lucero apurao
reclamando claridá,
jagüel de felicidá
será el jilguero en un tala
y el viento abrirá sus alas
gritando su libertá.

jueves, 3 de octubre de 2013

Sin revés y parejito



Decía Marcelino: 
"Cuando yo hablo de lo gaucho,
no nombro ninguna raza
estoy mostrando un estilo,
una conducta y un alma.
Ser "gaucho" quiere decir
ser un hombre de palabra, 
sin revés y parejito; 
de corazón y de agallas.
...........................................

Cantor de la humilde gente
fue Marcelino Román,
pulsaba cuerdas del alma,
hernandiana y popular.

En rueda de guitarreros
demostraba su emoción
al escuchar sus poemas
en boca de otro cantor.

Con los cantores andaba
de compañero nomás,
 era invitado a fogones
y él no se hacía rogar.

Románticamente bueno
su mano de criollo dió,
pero también al fayuto
en coplas menospreció.

Decía entre payadores
la décima magistral,
pero escribía primero
lo que iba a improvisar.

A quién no llamaba hermano,
nuestro hermanito mayor
si tampoco le costaba
repartir el corazón.

Corazón interminable
como el rancho que abrigó,
fraternales corazones
de poetas como vos.

Sin revés y parejito,
Román al gaucho lo vió,
sin revés y parejito
a Marcelino vi yo.

Cantor de la humilde gente
fue Marcelino Román,
pulsaba cuerdas del alma,
hernandiana y popular.



(Foto de don Marcelino Román)

Como el árbol (Milonga)





Árbol y nube pensé,
tan lejos tan separados
y tienen al mismo sol...
el mismo brillo dorado.

 Amanecer tempranero,
la nube se vuelve fuego,
el árbol es sombra larga
temprano al amanecer.

Campo de mi pastizal
tirado de cara al cielo,
no me canso de mirar...
de  mirar y de esperar.

Nosotros somos así
sobre la tierra plantados,
y buscando más allá
nubes de bordes dorados.

¡Es lindo cuando se tiene
esa ilusión en las manos!
La vida se abre en un canto
de cielo, nube y sol.

Huella de la claridad
de fervor estremecido,
huella tu huella será
luz que dejamos atrás.

Huella de la claridad
de fervor estremecido,
huella tu huella será
luz que dejamos atrás.



Sogas y tientos



Me está trenzando la muerte
a mí que he sido soguero,
he maseteao varios cueros
pero nunca el de la suerte.
Me hicieron de soga fuerte
sin ninguna injeridura,
he guardao la compostura,
sin ayudar a estribar,
¡nunca me han visto adular
aunque deseara una achura!

Juego'e sogas, mañadores,
bozales, lazos, torzales,
bombas, tientos y ramales,
encimeras y atadores,
pegual, pretales, fiadores,
alguna cincha, un corrión,
han salido pa'l varón
que nunca empuña la lanza,
engordando la esperanza
de pasador y nación.

No se enlaza el sentimiento
ni se cincha el corazón,
no se embozala el perdón
ni se piala el pensamiento;
el hombre de entendimiento
al de tiro no amordaza,
si es brioso o tiene cachaza
le busca la inclinación,
no es tan varón el varón
que de miedo se acoraza.

No me gustan los patrones
echadores por delante,
aguaitando como antes
que los peones sean más peones.
Ellos creen que son garrones
que solivian todo el peso,
yo no tengo mucho seso
y no pialen mi opinión:
sin igualdad y sin unión
el caldo se pone espeso.

Ya no me queda mas rollo...
me espera la sepultura;
soy de abajo y tuve altura
nunca anduve con embrollos,
que vaya pa'los cogollos
una buena indicación,
sigan rumbo a la razón
al sudor no se le sienten,
no escuchen a los que mienten
y encaren el ventarrón.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Carta a Rosaura


(Pintura: Carlos Montefusco)


Rosaura, ha de extrañarte
recibir noticias mías,
la verdad es que no debía
ni siquiera recordarte.
Si te escribo es pa’enterarte
que, desde que te has marchao,
todo el mal que me has causao
de ha poco se fue perdiendo,
al tiempo que ha ido creciendo
el gurí que me has dejao.

Es bueno pa’ tu vergüenza,
si en tu vergüenza se mete
que te enterés en qué brete
has metido a mi conciencia.
Una carta: la impaciencia
de ir a cobrarte cuentas,
la otra carta, lo inocencia
del hijo que exige amparo.
Las cartas se barajaron
y al final tuve clemencia.

Con el hijo entre los brazos
y un dolor fiero en el pecho
yo vi mi rancho deshecho
y mi sueño hecho pedazos.
Pero Dios, que en el fracaso,
quiso quedarse a mi lao,
prendió fuego a aquel pasao
y tiró sobre sus llamas
aquella palabra... “Mama”,
que el gurí ya había olvidao.

Ya ves, cinco años han pasao
de eso que temo nombrar,
porque no quiero ensuciar
la carta que te he mandao.
Nada de vos ha quedao,
ni huellas de tu veneno,
sólo un algo al que no temo
porque no hiere mi orgullo...
él tiene los ojos tuyos,
igualitos, pero buenos.

Porqué canto (Cifra)



Les diré si están oyendo
porqué yo vivo cantando
y porqué de cuando en cuando
me pongo a llorar sonriendo,
mirenmé ya me están viendo
crecer en el diapasón,
tener turbio el vozarrón
y duro como un guijarro,
he cruzado mucho barro
sin mancharme el corazón.

Siempre que pienso en mi vida
me acuerdo de Saladillo,
allí pasé muy sencillo
como un agua adormecida;
me dicen "Bala Perdida",
no tengo nigún portón,
y me acuerdo del malvón
de mi madre y de mi raza,
era una estrella la plaza
que me cobijó en Morón.

Para que voy a seguir
si yo no soy un recuerdo,
cantando siempre me muerdo
lo que puede hacer sufrir;
uno siempre quiere ir
aunque el ir a uno lo mata,
yo soy el que se desata
y avanza dende el abuelo,
aprendí a pisar el suelo
asentando bien la pata.

Mirenme ya me están viendo
dibujando algún camino,
yo no canto por el vino
sino porque están oyendo;
voy como un pueblo sufriendo
desde el alba a la oración,
y me convierto en canción
que al sueño no le hace trampa
canto por sangre de pampa
y el duro amor al fogón.

El puestero del Salao

(Pintura: Rodolfo Ramos)


Ya que me han hecho un lugar
entre tan buenos cantores, 
con mis afanes mejores
les trataré de pagar.
Primero vi'á emparejar
las cuerdas de mi instrumento; 
después con criollos acentos
pa'l puestero vi'á cantar,
mejor dicho relatar,
sus quehaceres al momento.
..............................................

En un zaino colorao
vuelve al tranquito "a las casas"
Casiano Marcos Barraza
puestero cerca'el Salao.
Es que al hombre le ha tocao
mal día pa'recorrer,
es por eso que al volver
se muestras más satisfecho,
por el trabajo que ha hecho
hoy que salió a recorrer.

Es tiempo de parición
y no hay que aflojarle nada
-se lo exige la majada
aunque no mande el patrón-.
Supo cumplir su misión
con prolijidad y con tino:
cuereó, hizo mamar, fue y vino,
levantó algunas caídas
y echó a todas las paridas
pa'l monte al lao del molino.

Arregló un torniquetero
bajo la lluvia y el viento...
que castigaron sin cuento
durante ese día entero,
apartó algunos carneros,
alzó una tranquera rota
y aunque sintió que a una bota
el agua le había dentrao
se alegró que al encerao
no le pasó ni una gota.

Y cuando llega y desmuenta
el hombre ya se ha olvidao
del día que le ha tocao...
por eso, ni lo echa en cuenta.
Solo, al parecer, lamenta
-como todo buen paisano-
por su caballo, y baquiano
pa'tratar al compañero...
antes de echarlo al potrero
le cuelga un morral con grano.

Lleva el recao pa'l galpón
l'ubica en el caballete
y su silbido acomete
una mezcla'e pericón...
cuerpea junto al portón
una gotera maldita,
su compañera le grita
de la cocina pa'juera...
donde saben que lo esperan
el mate y las tortas fritas.