martes, 25 de junio de 2013

Buscándote (Canción)




Yo venía por el desierto,
por el desierto...
sólo tan solo,
buscándote.
Sólo tan solo,
buscándote.

Mi zaino pampa
llevaba mi alma perdida,
mi alma perdida y sola,
sola y tan sola...
buscándote.

La gente, tuita mi tierra
y tantas estrellas,
no saben decir,
no saben, no saben
donde me aguarda
tu corazón.
Dónde me aguarda
tu corazón.

Soy gaucho'el desierto
y ahura que por fin te encuentro,
esta noche tus besos
me dispiertan el miedo,
ese miedo al quererte tanto
quererte tanto
pa quedarme solo
siempre allá lejos,
en mi pampa,
sólo tan solo,
buscándote.

Las penas traen penas
io no te se olvidar,
no me se olvidar...
No me dejes volver,
al desierto, sin tu corazón,
sin tu corazón.

No quiero ser gaucho solo,
solo tan solo,
buscándote...




lunes, 24 de junio de 2013

¡Pucha que es corta la vida!



(Foto de la película: "Don Segundo Sombra")

Jortuna de un hombre pobre
que al luchar por la existencia
juntó coraje y pacencia,
y voluntá, pa'que sobre!
esa razón que da el cobre,
¡la de mayor acogida!
no vastó pa'la salida
pues pensó crispando el puño:
-"pa'luchar por mi terruño,
¡Pucha que es corta la vida!"

Y empezó medio apurao
acomodando las cargas;
calculó sendas muy largas
y un vivir no regalao;
luego al haberse afirmao
pa'l "refugio y la comida"
soñó la prenda querida
y dijo mirando al cielo:
-"pa'darle 'un algo' a mi suelo,
¡Pucha que es corta la vida!

Dios jue el Juez de su destino
y pa'eso no tuvo peros;
puso pecho a otros senderos
con más firmeza y más tino;
y en su pasión de argentino
jue 'la Fe' no desmentida;
que estuvo en tuita salida
lo que un fiel principio encierra:
"-Pa'hacerle un bien a mi tierra,
¡Pucha que es corta la vida!

Y gritó por nuestra historia
que forma nuestras concencias;
por fraternas convivencias,
por un rumbo con memoria;
no desvió la trayectoria
por conveniente subida;
ni tuvo plata perdida
en busca de una ambición...
"-Pa'peliar  por la Nación,
¡Pucha que es corta la vida!".

Se afirmó en sus tradiciones,
porque es el convencimiento:
en la raíz del nacimiento
se apuntalan sus razones;
no almitió raras cuestiones
pa'una meta indefinida;
por lo tanto, la medida,
se dijo: es la que sentís...
"-Pa'pagarle a mi País,
¡Pucha que es corta la vida!".

Y ansí sin claudicaciones
es su combate ardoroso!
Solo el Todopoderoso
pondrá freno a sus pasiones;
sus patricias convicciones
no permiten la caída
y es su entrega decidida;
"-Patria adorada, te juro!
pa'ver tu feliz futuro,
¡Pucha que es corta la vida!

martes, 18 de junio de 2013

Negociando un bayo

 
(Pintura: Molina Campos)
-Póngale precio, señor-
dijo el dueño de un caballo
al mostrar un lindo bayo
airoso como el mejor;
muéntelo, haga el favor,
y verá que no es chacota,
si en él golopea o si trota
podrá llevar, si es baquiano,
un vaso de agua en la mano
y sin volcar ni una gota.

También, como es de rigor,
hágale una atropellada
pa’ que vea en él retratada
la mano del domador;
da güelta como el mejor
porque no es un sancochau
y pa’éste y pa’l otro lau
vuélquelo en cualquier momento…
es un remolino’e viento
en un callejón trillau!...

En lo demás de la doma
pa’ que lo viá ponderar?
es también de levantar
en el anca una “paloma”,
no se encoge ni por broma
si lo toca una pollera,
y pa’ enlazar campo ajuera…
siempre con él me he lucido
porque es de salir prendido
con la yegua más ligera.

Estando parejeriau
hay que correrle con güeno
y cuando le pongo el freno
yo sé que ando bien montau;
es mejor que un colorau
que supe tener primero;
me lo compró un estanciero
al que no pude negarlo;
sin dentrar a valorarlo
me lo tapó con dinero.

-Sin hacer ningún desprecio
después de haberlo probado,
resultando de mi agrado
no le haré cuestión de precio;
yo a lo que es bueno lo aprecio
y ante la razón me callo;
si es tan bueno su caballo,
pida lo que va a pedir…-
-Vea, señor… me viá dir…
No voy a vender mi bayo!...

domingo, 16 de junio de 2013

¡Padre!

(Foto: Pedro Luis Hardoy)


Gracias padre que me has dado
por legado la honradez,
que llevo con la altivez
de tu nombre venerado,
y hoy que no estás a mi lado
porque Dios lo quiso así,
permite que para tí
en este día del padre,
en una décima encuadre
todo el amor que hay en mí.

Hoy en tu estancia estrellada
con tu canto improvisado,
sobre una nube, sentado,
harás sonar tu encordada,
con la luz de la alborada
un rezo yo te enviaré,
mi vista levantaré
y en éste día del padre,
a tu nombre donde cuadre
con honra pronunciaré.

viernes, 14 de junio de 2013

A campo abierto



Vi'a entrar sin pedir licencia
a lo potro en el corral
y aunque al cantar cante mal
pa conversar mi conciencia.
Alforjas con experiencias
va palenteando mi overo,
y a fuerza de ser sincero
vi'a tirar con todo el rollo:
porque donde canta un criollo
hay que sacarse el sombrero.

Si he galopeao hasta aquí
quiero dejar aclarao
que es porque he sido invitao,
sino andaría por ahí.
Porque me encuentro feliz
a campo abierto pensando,
horas enteras cantando
en el rancho de un amigo,
de esos que son como abrigo
si el alma anda tiritando.

No vengo a cantar mis penas
ni a conversar mis pobrezas,
si allá en mi rancho, mi pieza,
está llena de cosas buenas.
Pero se me inflan las venas
si me patean el asao,
y no aguanto un entripao
pa que no pese la carga,
que el que recibe y no larga
suele morir atorao.

Bueno, ahí tienen mas o menos,
cómo soy y a lo que vengo;
y si ven que no convengo
no quieran mostrarme un freno.
Que aún estando en campo ajeno
el palenque no me halaga
y no encuentro mejor paga
que volar a mi manera,
como esas aves camperas
que vuelan por Madariaga.

Estoy de errores cubierto
por eso no dejo herencia,
y sigo con mi existencia
galopeando a campo abierto,
me persigno ante los muertos
de la orilla del camino
porque tal vez el destino
me brinde un mismo final
y me cubra el pastizal
de los campos argentinos.


jueves, 13 de junio de 2013

"Romances del Río Seco": XI. Las Carreras

A Alberto Güiraldes


Año de setenta y cinco,
y en la Villa de María,
el veinticinco de julio
grandes carreras había.

Tal vez el día eligieron
por ser, entre esos domingos,
fiesta de Santiago Apóstol,
patrón de los buenos pingos.

Pues no faltó quien dijese
que el cura y el juez de alzada,
llevaban, aunque de afuera,
parte en la depositada.

Cayeron hasta paisanos
de los remotos que hay,
que a poblado no salían
desde ésa del Paraguay.

Con razón en todo el pago
se habló de aquellos sucesos;
que el depósito que dije
fue de mil quinientos pesos.

Mil quinientos pesos fuertes
y diez bueyes palancones,
para rayar más o menos
en los dos mil patacones.

Pues tahúres fueron ésos,
de poner todo su haber
a las patas de un caballo
o a los pies de una mujer.

Y los parejeros, fletes
que según hombres de estima,
eran de jugarles todo
y hasta algún pagaré encima.

Allá viene el malacara
que es crédito del lugar.
Goyo Ardiles lo compuso,
que sólo le falta hablar.

Goyo Ardiles ha dormido
tan mal, que ya tiene fiebre,
cuarenta noches al raso
para cuidar el pesebre.

Al cotejo delicado
de los vareos que ordena,
le aplica el tiempo del Credo,
y un poronguito de arena.

Aunque es antes de aclarar,
pone a su hijo de mangrullo;
y de vuelta, sobre el rastro,
va arrastrando un poncho puyo.

Y es hombre que no descuida
ni el conjuro para el mal,
con un gajito de ruda
que atraviesa en el morral.

El negro Domingo Flores
va a correr el malacara.
Lo trae a pie, de la rienda,
como si lo reservara.

Siempre charqueado de risa
como para un locro el morro.
En largadas ventajeras
sabrá engañar al más zorro.

De eso es la marca estrellada
que en la frente se le nota,
aun cuando con picardía
la embarulla entre la mota.

Pues para falsear partidas
nunca hubo otro como aquél.
Dicen que adquirió esas mañas
en los toldos del infiel.

Lo cierto es que fue cautivo;
y al fin, de un malón en otro,
hasta el fortín de La Viuda
logró cortarse en un potro.

Picado de la viruela
que entre los indios es brava,
Zarandilla por mal nombre,
la población le llamaba.

Pero, eso sí, en escondidas;
que era de mal genio el pardo,
y ocasionado a encono
como la espina del cardo.

Por entre sus piernas corvas
pasa colgando el talero.
En el blandor de la rienda
cabrestea el parejero.

Alto y delgado, solivia
tan suelto el tranco, que al paso,
más de un jeme en la pisada
medirá de vaso a vaso.

Cerca, en un cantón de taba
donde ya se juega fuerte,
su dueño, don Braulio Caro,
se apea a tantear la suerte.

Así, entre tiros y esperas,
quizá un ansia disimula.
En los silencios se oía
la coscoja de su mula.

El solcito de la siesta,
sin una nube al contorno,
como un pan bueno, parece
recién sacado del horno.

Y sobre el grupo que acude
junto a la raya a lo lejos,
en los chapeados sablea
su entrevero de reflejos.

Ahora con Baudilio Vivas
mano a mano tira el cura,
como gurupa arrollada
la sotana en la cintura.

El mozo, cuya es la taba,
cuando espera juega más,
pues, con licencia de ustedes,
será culera quizás.

Pero el cura que no topa
las pullas con que lo asedia,
maliciándole el recurso
la tira de vuelta y media.

Y a cada suerte que clava,
sostiene el santo varón,
que es porque del otro lado
se ofende la religión.

Mas, ya la gente contraria
se acerca a la cancha, junta.
El oscuro que trajeron
viene tomando la punta.

Al trotar, se cruza un poco;
y el corredor que lo monta,
lo recoge, engatillado,
como una pistola pronta.

Tiene firme los cuadriles,
la cruz alta, ancho el encuentro,
con sus ollares sajados,
como tizones por dentro.

Pues parece que se sabe,
y esa adición bien lo estampa,
que en una entrada a los indios
se lo quitaron a un pampa.

Pide riendas altanero,
y hasta que así se desfogue,
el brío le cosquillea
su refusilo de azogue.

En un cebruno tranquilo
capitanea aquel bando
un viejo patillas moras,
hombre de respeto y mando.

Lleva capa militar
y galera de barbijo;
y en su recado arribeño
se empina estribando fijo.

Y está escrito en el trabuco
que en sus alforjas se ve,
"SOY DE FRANCISCO B. LUNA",
que dice Borja en la B.

Lo escolta un gaucho de manta,
grande, moreno y barbudo,
que en sus botas granaderas
lleva bordado el escudo.

Y en la oreja izquierda un aro
de cobre relumbrador,
que remacha la firmeza
de un compromiso de amor.

Ésa era el que, la noche antes,
en un fandango había dicho
que el oscuro iba a la fija
porque tenía gualicho.

Y que hasta agarrado a campo
o enfrenado en el palenque,
era de cortar a luz
sin asentar el rebenque.

Pero vaya uno a confiarse
de oír, así, a troche y moche.
Bolazos de hombre bebido
como estuvo aquél anoche.

El grupo, hasta una ramada
de jarilla, se recuesta,
la armó allá la vieja Trini
que había caído a la fiesta.

Con vendaje de empanadas,
chorizos y golosinas,
y tres chinitas lindonas
que daba por sus sobrinas.

Como anda aviada la gente,
por allá también hay banca,
y el ciego Nabor se porta
cantando en su arpa lunanca.

Y con la copla sabida,
dedica su cantinela:
reciba don Borja Luna
cogollito'e yerba buena.

En eso, a hacer las partidas,
el juez los bandos exhorta,
que el sol de mitad de invierno
más de tres varas se acorta.

"Carrera depositada
no se corre con sol puesto."
El paisanaje, en un pronto,
para ver bien se ha dispuesto.

Mas, ya a las cincuentas justas
van llegando las cuartetas.
Que podrán decir ustedes,
y cuánto más esos poetas.

Lo cierto es, señores míos,
que carrera tan lucida
nunca a largarla alcanzaron
por trampeada o desistida.

La causa de aquel suceso
también la he sabido yo.
Acaso les cuente un día
por qué nunca se corrió.

 
(Pinturas: Alberto Güiraldes)
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¡Dedico este verso a tuitos los escritores... en el día que se recuerda a don Leopoldo Lugones!

y vaya un especial abrazo pa' l malón de gúenos y gauchos escritores criollos de  la "Asociación de Escritores Tradicionalistas".